domingo, 23 de noviembre de 2008

Abandonas el nido

Sí, lo que siempre pensastes que nunca llegaría, llegó. Te toca abandonar tu hogar ,tu ciudad, tu núcleo familiar y trasladarte a otro lugar para empezar una vida nueva. En definitiva, abandonas el nido para encaminarte a algo desconocido, pero con la sensación de que eso es lo que tienes que hacer y estas convencida de ello.


Llegas con a penas una maleta, un flexo, un portátil, un plato y una taza. Te dan una habitación, sabes que 30 chicas de tu misma edad están en tu misma situación. La habitación te parece lo más rancia que has podido pensar; a penas una cama, una mesa y unas estanterías. Piensas: ¿cómo voy a sobrevivir viviendo en este lugar tan inhóspito? Pero entonces un día bajas al chino de abajo llamado Mussa( que harían muchas de las residentes sin Mussa) y te compras Bucktack y el cuarto se inunda de millones de fotografías de toda la gente que has dejado atrás y de toda la gente que estas conociendo en tu nueva etapa de la vida: la universitaria.


Pero pasaron los meses, las estaciones del año, los exámenes y a penas, al final de curso, no cabía un alfiler en esa habitación. La cual al final del curso era tu hogar, tu espacio vital en definitiva y como decía el anuncio de Ikea “la república independiente de tu cuarto”. Al principio de curso llegas con cuatro cositas, todas en el maletero del coche familiar y bien ordenaditas, al final de curso casi casi tienes que contratar un camión de mudanzas.


Algunos de vosotros sabréis perfectamente a lo que me refiero, para otros no será familiar lo que os este contando pero mi propósito es conseguir que paséis un rato agradable con las historias anécdotas o sucesos extraños que ocurren en la residencia universitaria en la cual vivo desde hace un año, es decir aquí ya soy veterana.

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